Crítica número 83: Arco de triunfo (Lewis Milestone, 1948)
Antes de que se desencadene la segunda guerra mundial, llegan a Francia huyendo del terror nazi personas como Ravic (Charles Boyer), un cirujano que se encuentra en París de forma ilegal. La sociedad francesa vive en tensión ante la inminencia de la guerra a la vez que las relaciones personales se enturbian fruto de la confusión generalizada.
Ravic odia a un torturador nazi que dio muerte a cierta mujer a la que amó y, durante su estancia en Francia, no hace más que esperar el momento de su venganza. De manera fortuita conoce a una mujer (Ingrid Bergman) absolutamente desorientada y deprimida a causa de la muerte de su amante, de la cual se irá paulatinamente enamorando.
Su vida, como si de un péndulo se tratase, se moverá entre dos polos opuestos: la profundización en su relación con la mujer ( de futuro incierto debido al próximo panorama bélico) y su venganza contra el cruel nazi (Charles Laughton) que hasta ese momento había constituido su único objetivo vital.
Es Arco de triunfo un filme de difícil análisis por su extrema irregularidad en todos los aspectos: conviven en su seno virtudes de primera magnitud junto a defectos inexplicables e inesperados. Entre las primeras se sitúan aspectos como su ambientación (lúgubre, decadente, opresiva fruto del admirable trabajo de Russell Metty ), las actuaciones del trío protagonista o el tono dramático que no cae en sentimentalismos gratuitos. Son sus defectos más destacables la notoria irregularidad en el ritmo, ciertos aspectos del guión nada afortunados (el personaje ruso encarnado por el gran intérprete Louis Calhern es tan superficial e impostado que desvirtúa el interesante dibujo realizado con los protagonistas, además la insignificancia de los personajes secundarios en general o las lagunas argumentales existentes dan una sensación de mediocridad que no se corresponde a mi juicio con la valía global del accidentado guión*) y cierta falta de intensidad cinematográfica provocada por la escasez de momentos de verdadero acierto en la puesta en escena por parte de Lewis Milestone durante el metraje.
La escasez de momentos de intensidad y cierta elaboración en la puesta en escena no significa ausencia de los mismos, pues existen momentos especialmente inspirados:
- los recuerdos iniciales de Ravic se desarrollan mediante contrapicados, acercamientos de cámara, planos oblicuos y sombras de cierto aire expresionista que sirven para subrayar convenientemente el pasado ignominioso del que huye y la justificación de su odio hacia el nazi que le torturó.
- la escena en la que Ravic pasa delante del hotel de su amada en medio de un mar de dudas,respecto a si optar por ella o por la venganza, para, después de decidirse por lo primero, entrar en el hotel, subir a su habitación y fundirse en un abrazo con ella.
Este instante contiene la mejor labor de puesta en escena del filme por parte de Milestone:
* adecuado plano medio de Ravic, de espaldas al hotel en el que se encuentra ella, dudando de su futuro.
* movimiento rápido y ascendente (apropiado para transmitir la energía del personaje en ese momento) de la cámara desde la posición anterior desplazándose por la fachada del hotel hasta la ventana de la habitación (ilustrando así a la perfección el anonimato de esa historia de amor que, aunque por nosotros conocida, forma parte de un cúmulo de historias desesperadas que seguramente están sucediendo simultaneamente en toda la ciudad) en la que se les ve abrazándose.
- la perfección en la iluminación y la planificación de las dos escenas en las que Ravic y su amada se encuentran en el bar ruso: en una tiene lugar una verdadera escenificación de la seducción entre los personajes mediante planos intensos y cohesionados, y en otra, mediante una planificación más fragmentada que la anterior, se escenifica las diferencias que existen entre ellos.
Las cualidades lumínicas de la fotografía, aciertos parciales del guión o de la realización y las actuaciones del trío protagonista hacen de Arco de triunfo un filme de calidad que no debe ser desdeñado a pesar de los múltiples aspectos mediocres que enturbian su valoración inicial.
Puntuación: 3/5
* El guión fue confeccionado en primera instancia por el escritor Irving Shaw, siendo posteriormente modificado por Milestone. Las modificaciones introducidas parecen consistir principalmente en el aumento del componente romántico de la obra en detrimento del tratamiento extremadamente seco original.
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