Crítica número 14: Sodoma y Gomorra (Robert Aldrich, 1962)
Interesante fantasía bíblica
Una parte del pueblo hebreo, guiado por Lot, pone fin a su largo peregrinaje instalándose en las cercanías de la ciudad que pondrá a prueba su fe: la viciosa, egoista y corrupta Sodoma y Gomorra.
Este filme gira en torno a varios polos principales:
En primer lugar Sodoma actúa como una influencia que hace aflorar los vicios, defectos y perversiones del ser humano. Sodoma, idealización de la seducción del mal, polo atrayente, lugar sugestivo que transforma al ser humano hasta situarlo fuera de cualquier ley moral o religiosa.
En segundo lugar se nos presenta la fe cristiana como una doctrina estigmatizadora, dura, inamovible, humilde, intransigente. Defensora de la doctrina de Diós, un Diós vengativo que impone duras cargas a sus hijos en pos de la prosperidad.
Del choque de estas dos ideas, de estas dos visiones, surge un fresco rico en matices aunque no carente de defectos que resulta enormemente atractivo para el espectador: esta película excede del simple espectáculo y supone un estudio de las debilidades humanas, de los sacrificios provocados por la fe y de la libertad.
Al margen de interpretaciones filosóficas es necesario dejar patentes los resultados artísticos de esta obra: la fotografía es discreta, predominando en ella los tonos crudos y áridos del desierto, el guión es irregular, aparentemente simple, pero encierra una complejidad notable en el dibujo psicológico de los personajes, la dirección de Aldrich es también irregular aportando el toque cruel, seco, rico en matices y cínico que le caracteriza. Por otro lado la banda sonora es correcta pero utilizada de manera reiterativa a lo largo del metraje.
En cuanto al reparto, dentro de la corrección general, cabe destacar a Anouk Aimée en el rol de la pérfida reina de Sodoma por su comedimiento e intención en los gestos y a Stanley Baker que representa a su corrupto, vulgar, falso e impotente hermano.
El resultado es irregular pero rico en matices, resultando atrayente por la temática subversiva que subyace en esta obra, alejada de la monotonía y simpleza en el tratamiento argumental y perfilación de personajes propia de las epopeyas bíblicas en su traslado al cine.
Este filme gira en torno a varios polos principales:
En primer lugar Sodoma actúa como una influencia que hace aflorar los vicios, defectos y perversiones del ser humano. Sodoma, idealización de la seducción del mal, polo atrayente, lugar sugestivo que transforma al ser humano hasta situarlo fuera de cualquier ley moral o religiosa.
En segundo lugar se nos presenta la fe cristiana como una doctrina estigmatizadora, dura, inamovible, humilde, intransigente. Defensora de la doctrina de Diós, un Diós vengativo que impone duras cargas a sus hijos en pos de la prosperidad.
Del choque de estas dos ideas, de estas dos visiones, surge un fresco rico en matices aunque no carente de defectos que resulta enormemente atractivo para el espectador: esta película excede del simple espectáculo y supone un estudio de las debilidades humanas, de los sacrificios provocados por la fe y de la libertad.
Al margen de interpretaciones filosóficas es necesario dejar patentes los resultados artísticos de esta obra: la fotografía es discreta, predominando en ella los tonos crudos y áridos del desierto, el guión es irregular, aparentemente simple, pero encierra una complejidad notable en el dibujo psicológico de los personajes, la dirección de Aldrich es también irregular aportando el toque cruel, seco, rico en matices y cínico que le caracteriza. Por otro lado la banda sonora es correcta pero utilizada de manera reiterativa a lo largo del metraje.
En cuanto al reparto, dentro de la corrección general, cabe destacar a Anouk Aimée en el rol de la pérfida reina de Sodoma por su comedimiento e intención en los gestos y a Stanley Baker que representa a su corrupto, vulgar, falso e impotente hermano.
El resultado es irregular pero rico en matices, resultando atrayente por la temática subversiva que subyace en esta obra, alejada de la monotonía y simpleza en el tratamiento argumental y perfilación de personajes propia de las epopeyas bíblicas en su traslado al cine.
Puntuación: 4/5
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