El hombre vestido de blanco (Alexander MacKendrick, 1951)
El hombre vestido de blanco conforma, junto con filmes como Oro en barras (Charles Crichton, 1951), Ocho sentencias de muerte (Robert Hamer, 1949) o las igualmente dirigidas por MacKendrick El quinteto de la muerte (1955), The Maggie (1954) o Whisky Galore! (1949), el ciclo de filmes de humor producidos por la Ealing desde finales de la década de los cuarenta hasta mediados de la década de los cincuenta. Los filmes que conforman esta serie muestran cualidades comunes debidas, entre otros motivos, a la participación de algunos profesionales de la productora en la práctica totalidad de los mismos y a cierta voluntad crítica subyacente en todas ellas bajo la elegante apariencia escrupulosamente británica, aspecto que les otorgaba parte importante de su personalidad. De este modo la fotografía de Douglas Slocombe , la habitual participación de sus directores en el guión, la ambientación realista en ciudades británicas, así como el tipo de iluminación de las mismas, la recurrente aparición de actores en varios filmes del ciclo (la aparición de Alec Guinness y de otros actores secundarios), el dinamismo de su desarrollo y el tono corrosivo antes citado, son algunos de los rasgos definitorios de la serie en la cual se incardina el filme objeto de la presente reseña.
Al margen de cualidades compartidas con otros filmes de la misma productora, El hombre vestido de blanco destaca en al ámbito argumental por su audaz propuesta y en lo narrativo por el dinamismo que otorga su director a su desarrollo: MacKendrick intenta evitar que el filme sea estático recurriendo a que la acción se desarrolle con los actores en continuo movimiento o a la alternancia de espacios (es habitual que la acción se desarrolle de manera paralela en diversas habitaciones de la casa del empresario, de la fábrica o de la pensión).
Puntuación: 3/5
* Cabe destacar la aparición de Mandy Miller antes de protagonizar el excelente drama del mismo director "Mandy".
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