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Crítica número 69: Pandora y el Holandés errante (Albert Lewin,1951)

Crítica número 69: Pandora y el Holandés errante (Albert Lewin,1951)
El laberinto del minotauro
Pandora y el holandés errante es una obra demasiado elaborada como para plasmar aquí todas sus profundidades semánticas y descifrar sus múltiples referencias a la cultura griega.No es, por lo tanto, mi intención.
Se trata de una tragedia romántica, protagonizada por Gardner y Mason, en la que confluyen A) la mitología griega (Pandora;el equivalente a la cristiana Eva, madre de todos los hombres pero desencadenante de todos sus males,El Holandés, una especie de Prometeo eternamente castigado por su desafío a los dioses,El torero Montalvo;una especie de Rey Teseo luchando contra el minotauro (los Toros, y en un sentido alegórico, el destino)), B) la leyenda del Holandés errante (que se remonta al siglo XVII) y, C) contínuas referencias visuales a la cultura helénica y mediterranea en general.

Sin duda es un filme que no puede ser observado por mentes simples acostumbradas a lo literal ya que su contenido metafórico y surrealista es abrumador.
En el plano técnico, Jack Cardiff confecciona una excelente labor fotografica (aunque la copia desponible en DVD que poseo no permite observar con toda claridad algunas de las escenas nocturnas) resaltando el componente telúrico de los parajes retorcidamente románticos e incluso místicos de Tossa de Mar (llamada Esperanza en el filme que nos ocupa) y Albert Lewin realiza una magnífica y compleja realización y guión (con unos diálogos interesantísimos y llenos de significado oculto), el cual, en mi opinión y como gran fallo alegable contra él, insiste demasiado en la utilización de la voz narradora como herramienta progresión argumental.
También se observan alunos problemas de ritmo que son inevitables al querer sobrecargar al filme con tanto contenido metafísico.

Filme de orígen literario pero brillantemente visual a la vez, deberá ser descubierto poco a poco por los espectadores hasta poder encontrar su significado último; hasta poder encontrar la salida del laberinto en el que nos recluye.

Puntuación; 4,5/5

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