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Crítica número 32: Arma de dos filos (Samuel Fuller, 1969)

Crítica número 32:  Arma de dos filos (Samuel Fuller, 1969)
Reivindicable y absurda maravilla. Aventura cinéfila
Arma de dos filos puede ser vista como una película inconexa, chapucera, sin interés argumental, cuyo único interés reside en la presencia de tiburones...

En realidad (pocos la han visto) se trata de un relato en clave de cine negro (corrupción, personajes con dudosas intenciones, codicia, policía, contrabando) situado en enclaves exóticos que narra la historia de un traficante de armas que llega a un pueblo y sospecha de un hombre y una mujer que utilizan un barco para hacer incursiones marítimas bajo la amenaza de los tiburones. ¿cual será el objeto de esas incursiones?¿que esconderán?...

La trama avanza de manera aparentemente desordenada (tal confusión la produce el personalísimo estilo de Fuller). Sólo aparentemente, ya que una vez finalizada Arma de dos filos queda como una historia de espíritu aventurero, madura, exuberante, elaborada mediante extraños encuadres, realizada con ritmo, repleta de detalles, de desarrollo y desenlace muy satisfactorios, creando un universo de violencia contenida, misterio.

He leído que éste filme precede a la posterior Tiburón. Nada más lejos de la realidad. Mientras Arma de dos filos se centra en una historia sugerida, sugestiva, extraña en la que los tiburones juegan un papel exótico y amenazador, Tiburón es una historia de suspense adolescente de pocos matices.

Arma de dos filos es una magnífica y extrañísima aventura en parajes bañados por la cegadora luz del sol que supondrá un descubrimiento para los amantes del cine apasionado de Fuller.

 

Puntuación: 4/5

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