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Crítica número 41: Sueño dorado (Rouben Mamoulian, 1939)

Crítica número 41: Sueño dorado (Rouben Mamoulian, 1939)
El mundo de los sentimientos contra la incomprensión de lo convencional.
Sueño dorado (The Golden Boy, 1939) narra el eterno enfrentamiento entre las necesidades del espíritu y la subsistencia. Entre lo crematístico, hueco, genérico y lo espiritual, lo sensible, lo humano.
Paralelamente es una feroz crítica a determinadas convenciones sociales que intentan uniformizar al individuo negándole su propia personalidad. La reafirmación de una personalidad libre, sensible, incompatible con el mundo de lo superficial.

Éste filme también es una crítica al sueño americano. También es una reflexión bellísima sobre el calor de las relaciones familiares y sobre el amor sincero.

La reflexión sobre lo excepcional (arte) y sobre lo convencional (carencia de escrúpulos, intereses dinerarios, incomprensión de lo sensible) es introducida por Mamoulian y V.Young mediante la excelsa música de Massenet. Esa música, extraída de la ópera Thaïs, describía allí, como en el filme que nos ocupoa, la lucha de Thaïs entre lo espiritual y la facilidad del disfrute instantaneo. Entre la codicia y la generosidad. Entre lo eterno y lo vulgar, lo caduco.

En otro orden de cosas, cabe resaltar la excelente fotografía, con un brillo casi dorado en determinadas escenas. William Holden realiza una labor magnífica, así como Barbara Stanwyck.
Sueño dorado cuenta con toda la sensibilidad artística de Mamoulian, el cual reafirmaba su refinada personalidad con ésta obra maestra actualmente ignorada.

Puntuación: 5/5

 

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