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Crítica número 10: La venganza de Ulzana (Robert Aldrich, 1972)

Crítica número 10: La venganza de Ulzana (Robert Aldrich, 1972)
Terrible pero bella tierra
La venganza de Ulzana es, en mi opinión, una obra maestra que supone un excepcional colofón a la larga lista de westerns que el cine nos ha legado.

Western violento, preciso, tranquilo, descarnadamente bello, nos situa en las desnudas y bellas montañas, arroyos y praderas de Arizona reflejando la libertad perdida, los primitivos instintos de libertad del hombre, el valor de la experiencia, el misterio de los ritos desconocidos, la indescriptible belleza de lo olvidado y de lo eterno.

Constituye un viaje iniciático para su joven teniente protagonista, un viaje en el que descubrirá el valor de las enseñanzas, la crueldad de lo primitivo, del instinto animal que se desata en el ser humano si lo despojamos de su capa social occidental.

Los indios, violentos e instintivos, aparecen como seres que conviven armoniosamente en la naturaleza, actuando según sus costumbres, siendo portadores de un alma libre y siendo perseguidos por un grupo de exploradores liderados por un joven teniente ( lo nuevo, lo limpio e idealizado ) y un viejo explorador ( lo viejo, la experiencia ).

Fotografía ( bellísima tierra, polvo, agua, cielos y hierba ), planificación ( excelente: asesinatos, persecución y episodios sedentarios se nos presentan con plena exactitud ) y actuaciones ( Buena interpretación de Lancaster y correcta la de su joven acompañante, por otra parte los indios son los más creíbles, enigmáticos y maravillosamente sugestivos de toda la historia del cine ) conforman una de las piezas más precisas, bellas y reflexivas que el cine puede alumbrar.

Puntuación: 5/5

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